Cuenta la leyenda… que el rey Almanzor se había puesto al mando de la Rebelión que los Moriscos de la Sierra Espadán llevaron a cabo en 1526. En la lucha, una flecha hizo blanco en su pecho, dejando al caudillo morisco gravemente herido. Era mucha la sangre que desprendía Almanzor, y al poco los curanderos se quedaron sin agua con la que poder limpiar sus heridas, debido a la sequía.
Una esclava cristiana, que contemplaba la exasperante situación en las que se hallaba su opresor, al que admiraba en secreto, decidió hacerse notar; así que se acercó a los curanderos y les dijo:
– Señores, yo puedo satisfacer vuestros anhelos y conducíos al agua, aunque a cambio, vos me tendréis que conceder el deseo que yo os pida.
Almanzor aceptó la propuesta y al poco de salir, divisaron junto al camino un enorme castaño, al cual le echa el ojo Almanzor, que ordenó lo talasen para hacer leña. Mas la cristiana que lo oyó, se giró en redondo y replicó:
– Este castaño que alza junto al camino sus siete brazos al cielo para adorar a su Dios, lo plantó mi bisabuelo. Respétalo pues, Almanzor, que por Alá te lo ruego, y que lo admiren los hombres hasta el final de los tiempos.
– Hablas con voz de profeta, esclava. – respondió el asombrado Almanzor- Pero por tu valentía lo dejaremos con vida para que dé sombra a mis nietos. Pero se habrá de llamar Castañera y no Castaño, pues pervive por tu genio.
En estas conversaciones estaban, cuando llegaron a un paso estrecho, que pronto viene a mostrar el nacimiento de una fuente, que restablecieron en poco tiempo la salud de Almanzor. (Fuente)